martes, 27 de marzo de 2012

Vetusta Bols [2ª Parte]

Bueno, le voy a hacer caso a Igortxu y seguiré con esta historia, le puse muchas ganas y sé como quiero seguirla, no encuentro bien las palabras, pero hoy estoy algo inspirado.Dicho esto, no os hago demorar más, os dejo con Leo y Catherine.
Shun/Riks
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Leo siempre soñó con estar en el palacio, cuando aún era un niño siempre que jugaba con su hermana le decía que algún día ambos vivirían allí, el sería un bravo caballero del rey Robert, y su hermana sería una bella damisela que se casaría con el príncipe. Ahora aquellos días parecían estar demasiado lejos, y no podía recordarlos sin que se le empañaran los ojos.
Nunca pensó que acabaría en una celda, durmiendo en una cama de paja y comiendo pan duro, este nunca fue su plan.
Pero, no todo allí dentro era tan malo, a diario recibía la visita de la princesa acompañada del Rey, pero al fin y al cabo la veía, la tenía delante y le hablaba, aunque era para preguntarle por las joyas, pero de ninguna otra forma podría haber hablado ni haberse acercado tanto a ella. Ella no parecía muy cómoda con la situación, se veía que sufría, y si el no le hubiera dado las joyas a su hermana para que se fuera de la ciudad en busca de una vida mejor se las hubiera entregado, pero no podía.
Las torturas cada día eran peores, incluso hubo días que de lo malherido que estaba no tenia ni animo para comer el pan, hecho que parecía que los ratones del palacio parecían agradecer. ''Por lo menos hago feliz a algún ser'' pensaba Leo mientras una sonrisa irónica se intuía en su cara.

Y así pasaron semanas, sin que el rey hiciera otra cosa que torturarlo y mantenerlo vivo, no quería que se lo llevará alguna enfermedad y el no pudiera formar parte de aquello.

Hasta que una noche la princesa Catherine se presento sola en los calabozos. Leo según la vio volvió a contemplar esa melena dorada, esos ojos dulces de un color parecido al gris que lo miraban con mirada seria, y esos labios que hacían palpitar su corazón. Ella se paró en su celda, lo miró a los ojos y rompió a llorar, el no sabía que estaba pasando, pero al verla así se levantó como pudo para ponerse cerca de ella. Ella dio un paso atrás, dijo ''No es posible, no sueñes'' y se alejo corriendo.

El se derrumbó, las palabras de la princesa retumbaban en su cabeza, ¿por qué lloraba?, ¿Tanto le había afectado la perdida del collar? Le hacia sentir sucio por haberle hecho mal a aquella dulce flor, aunque algo en su interior le repetía que no podía hacer otra cosa, era su hermana por la que había hecho aquello y no se arrepentía.

Aquella noche no pudo conciliar el sueño, solo al alba logró dar una pequeña cabezada, en la que soñó con la princesa, la tenía en sus brazos y podía decirle que soñara, que nunca perdiera la ilusión, que aunque el estaba cautivo y no podía abrir sus alas, ella podía volar, podía ser feliz con su consorte aunque el no estuviera allí.

Lo despertaron los golpes en su celda, le traían la comida. ¿Tan tarde es?- Pensó Leo y se acercó a los barrotes para coger los trozos de pan, pero se dio cuenta de que ese día no había solo pan y agua, había unos trozos de carne, intrigado levantó la vista con una mirada interrogante hacia el carcelero.

Parece que la princesa no quiere que sufráis tanto, no le digas nada de esto al rey ni a los otros carceleros, nos buscarás problemas a mi y a mi señora. - Dijo el carcelero con una mirada seria, aunque se intuía una pequeña sonrisa en sus labios.

Ese pequeño gesto le hizo seguir adelante, día tras día recibía algo nuevo para comer, que intuyó que sería lo que comía la princesa, y eso, a pesar de estar cautivo y de las torturas, le hacía feliz. Había recuperado la sonrisa y la ilusión.

martes, 6 de marzo de 2012

La entrada más triste que nunca he escrito.

Bueno, siempre pensé sobre escribir esto, siempre lo tuve en mente y nunca me atreví a hacerlo, por el respeto que me da hablar sobre esto, pero creo que ha llegado el verdadero momento de hacerlo, ¿Por qué hoy, y no mañana o ayer? No lo sé, simplemente es hoy... el 2012 en el que cumplirías 30 años, el 2012 en el que llevamos 3 años sin ti. Y la razón de plasmarlo aquí, y no decírselo a nadie es que no soy tan fuerte como aparento ser, y ademas lo que mejor se me da es escribir mis sentimientos aquí, o en un papel...

Siempre has sido mi inspiración, en momentos de dudas, o en momentos tristes que creo que las cosas me superan pienso en ti, y sé que tu luchaste hasta el final, que nunca te rendiste, y que las cosas no tuvieron que ser nada fáciles, eres (que no eras) mi total y entera musa, la que cada día me ayuda a escribir, o incluso a levantarme por las mañanas.

Tengo miles de recuerdos jugando en vuestra casa, cuando murió mi abuelo y me pasé allí viviendo cerca de 1 mes, con vuestra compañía y con una única prohibición, ''no entréis en mi habitación'' cosa que tu hermano y yo incumplíamos para escuchar música en tu equipo de sonido, o simplemente por molestar, porque eramos niños y ya sabes lo que hacen los niños, molestar. Recuerdo tus cocinitas que estaban en la cocina real, o como nos ayudabas con las tareas de clase, ya que eras la prima mayor, ¡La que ya estaba en el instituto! mientras nosotros eramos unos criajos.

Recuerdo mi excursión a Malaga cuando me fuisteis a buscar y me llevasteis a Benalmadena, a conocer la casa, a pasar una tarde inolvidable con vosotros, con aquel reloj que tanta gracia me hizo... Contigo. Lastima que solo pudiera ser un día, y no un mes, como cuando fueron mis padres y yo no fui, no hay cosa de la que más me arrepienta ahora mismo. Pero bueno, las cosas son como son, y sé que lo entendiste en su momento y lo entiendes ahora, eres mi prima mayor, no una cualquiera.

No puedo evitar que los ojos se me nublen mientras escribo esto, quizás porque aún no lo había hablado con nadie sinceramente, quizás porque ni puedo ni quiero borrar este sentimiento que existe dentro de mi. Ya que es el recuerdo que tengo de ti, jugando de pequeños, echándonos la bronca cuando hacíamos algo mal, entendiendo que eramos niños... Siendo una muy buena prima, siendo la mejor prima que nunca nadie ha podido tener.

Y sin más me despido, tampoco quiero alargar mucho esto, sé que algún día nos volveremos a encontrar, vamos, esa es la razón de mi sonrisa mientras escribo esta linea, espero que estés donde estés, seas feliz, y que nunca te olvides de nosotros, nosotros nunca te olvidaremos.

Te quiero Tata y te echo mucho de menos.

Adrián.