lunes, 13 de julio de 2009

Nialea [1ª parte]

Bueno... despues de un tiempo sin escribir... y broncas de todo el mundo para que ponga algo... [xD] hoy me he decidido a intentar el proyecto mas pretencioso que tengo en mente de momento... bueno, el segundo si contamos que el primero es dominar el mundo [=P]

Sera una historia por capítulos... de momento tengo pensado bastante... solo me queda meterle algo de cuerpo a la historia... para ver que tal sale ^^

Espero que os guste a los que seguís leyendo esto... y bueno, que dentro de poco tb estaré de colaborador con Suke-san en su blog... y ahí colgare TB las historias... digo tb, xq no voy a dejar mi complejo bing por nada del mundo ^^

Y bueno... sin mas dilaciones... aqui os dejo la historia ^^
Salu2
Riks // Shun :3
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Después de una noche tranquila, el sol empieza a despertar al día en Nialea, los trinos de los pequeños pájaros que pueden sobrevivir en la ciudad debido a la permisión de los ángeles, hacen que la mañana sea preciosa. Ademas de que, en primavera, las flores de los cerezos dan a la ciudad un desenfadado color rosado que hace que la ciudad se rejuvenezca a los pies del monte Olimpo, monte que se puede ver desde cualquier parte de la ciudad por encima de los blancos e inmaculados tejados que cubren las casas de sus habitantes.

Nialea, mas conocida como la ciudad de los ángeles, ciudad donde habitan estas criaturas, es una ciudad que los ángeles han mantenido oculta a la mayoría de los humanos durante incontables siglos. Desde ella, los ángeles se encargan de defender a los humanos de sus eternos rivales, los demonios.

La ciudad esta ''gobernada'' por el comandante de todos estos ángeles, Azrael y su consejo de sabios, que marcan las pautas a seguir en la ciudad.

Y con una llamada de este a un ángel de renombre en la ciudad, comienza nuestra historia.

¡Hanael, Hanael!-Gritaba el pequeño alevin que hacia de mensajero- Azrael quiere veros mi señor -dijo al llegar y arrodillarse delante de Hanael.

Tranquilo pequeño, no hacen falta todas estas reverencias-Dijo Hanael con una sonrisa en la boca- ¿Que querrá el viejo ahora? -Dijo dirigiéndose a su acompañante, otro ángel que llevaba el mismo distintivo que el.

Pues, me imagino que habrá alguna misión importante que llevar a cabo, no se moviliza al capitán de las fuerzas de lucha por nada ¿no?-Dijo el otro ángel riéndose y guardando su espada.

Aun no me acostumbro a ese cargo-Dijo Hanael mientras se revolvía el pelo- Bueno, Samael, no guardes tan rápido la espada, que aun nos queda un entrenamiento que llevar a cabo.

Hanael levanto el vuelo al ras del suelo con sus blancas alas, volar seguía siendo menos cansado que andar, pero tampoco quería volar muy alto, desde que le habían declarado capitán de las fuerzas de lucha, había adquirido mucha fama en la ciudad, y es una cosa que no le gustaba, aun recordaba con nostalgia aquellos días en los que era un simple soldado raso a las ordenes del antiguo capitán, del que ahora era su amigo, de Samael, el cual había decidido dejar su puesto a Hanael por su juventud, y porque, según sus palabras, ''ya no estoy para estos trotes''.

Los pocos que vieron a Hanael, siguieron asombrándose por el porte del ángel, su larga cabellera negra colocada en trenzas y sujeta por una coleta desentonaba con la casi divinidad blanca de sus alas. Su piel algo morena hacia destacar aun mas el atuendo blanco de su vestuario, era un ángel nada corriente, se solía saltar a menudo algunas normas pequeñas... sobre todo las que tenían que ver con vestuario.

Al llegar a las puertas del consejo, los dos ángeles guardianes quitaron las lanzas para que este pudiera pasar, Hanael descendió hasta el suelo y se dispuso a caminar por el largo pasillo que daba entrada al consejo, a sus flancos se veían las estatuas de los antiguos capitanes del ejercito y de los consejeros, al fondo vio la estatua de su amigo Samael, y a su lado una piedra de mármol que llevaría su estatua.

Al llegar a las viejas puertas de madera, las desplazó lo mas mínimo posible para no causar ningún ruido y se dispuso a ver al consejo.

Eran cuatro, liderados por Azrael, el cual saludo a Hanael nada mas lo vio entrar, los otros tres consejeros eran completamente diferentes unos de otros.

Isbel era una adorable anciana, la cual habia vivido la ultima gran guerra contra los demonios, era comprensible y siempre era la voz de alivio en los juicios de Nialea.

Narandel era un cascarrabias, siempre saltaba por todo, era el típico ángel conservador que quiere que las cosas se hagan como se hacían antes, no es necesario decir la opinión que tenia de Hanael.

Y en discordia estaba Alaiel, una chica joven y superdotada que había sido proclamada como sabia hacia pocas semanas, era tímida y poca gente sabia algo sobre ella.

Buenos días Hanael, me alegro de que hayas respondido con tanta velocidad a mi llamada. -Dijo Azrael con una sonrisa en la cara.

Tampoco tenia otra opción ¿verdad?, ademas ya sabéis que las ordenes del consejo son deseos para mi -dijo con una sonrisa burlona en la cara.

Tan impertinente como siempre, ¡sigues siendo un niñato Hanael! -Dijo Narandel mientras se levantaba bastante enfadado de su silla.

Tranquilízate por favor Narandel, es joven, déjale disfrutar de su vida- Dijo Isbel guiñándole un ojo a Hanael.

Alaiel se limito a suspirar.

Bueno, dejemos esta discusión para otro momento, Hanael, te hemos llamado por que tienes que cumplir una misión importante- Dijo Azrael cambiando la sonrisa de su cara por un toque de seriedad.

Hanael también se dejo de bromas y escucho atentamente

Necesitamos que vayas a Londres, unos humanos insensatos han abierto una puerta al infierno y el mismo Schiffer se ha escapado con un gran ejercito, por lo que necesitamos que toda la escuadra de lucha vaya allí cuando tengamos noticias de su localización, por lo que, necesitamos que avises a tu ejercito para que esteis preparados para la lucha, ahora sin dilaciones vuelve a avisar a tu ejercito por favor -dijo Solemnemente Azrael

Entendido -dijo Hanael- El ejercito estará preparado, no lo dudes.-acabo con una sonrisa mientras se dio la vuelta y de despidió levantando una mano mientras salia por la puerta.

Maldito crió impertinente -Fue lo ultimo que escucho de Narandel mientras cerraba la puerta.

Y Hanael se dispuso a avisar a su ejercito

[Continuara]

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta, en serio.
Además me gusta que la historia lleve el nombre de algo que me he inventado ^^ Gracias =D

Estaré atenta para seguir con esta historia.

Sigue así pequeño Shun =3

Anónimo dijo...

sencillamente maravilloso ya sabes q me encantan los angeles y esta historia promete sige asi xq eres un puto genio tio.
raquel

Hokalazi dijo...

¡Qué guay! Leer sobre ángeles me recuerda a "Dos velas para el diablo" de Laura Gallego.